Vivo sintiendo que me falta algo. Estando aquí o allá, el vacío es inmenso. Desde que él se fue ha sido peor, me perdí. Por eso decidi vivir viajando, porque ya sabía que siempre iba a faltarme algo. Pensé que sería más fácil engañar a mi mente diciéndole que me faltan mis amigos y familia, que ese vacío es por ellos. Pero no, al estar allá más de dos meses empiezo otra vez a sentir ese vacío. No lo entiendo. No soy de aquí ni de allá. No tengo un lugar en el mundo y por eso viajo.
Despierto todos los días y te veo en mi café, escucho tu risa en los pequeños pajaritos que cantan en mi ventana. Eres la razón por la que siempre volví... Y ahora no estás. Por eso me fui, por eso no vuelvo, por eso me voy también de aquí, por eso vivo yéndome léjos, por eso vivo diciéndo adiós.
Tengo amigos en todo el mundo y soy libre de "vivir" en dos países, tengo millas acumuladas, tengo tours esperándome en mi bandeja de entrada, hago lo que me gusta y por eso no trabajo nunca. Y a la vez no tengo nada. Amo a mi país como amo a Miriam y Ximena... quisiera poder verlas todos los fines de semana, y el lunes otra vez decir adiós y volver a donde pertenezco... a ningún lugar.
Por eso no volveré a casa.
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